No todo lo que nos distrae en el avión son las sosas revistas y el catálogo de películas y canales de música disponibles. Si tomamos en cuenta que las pantallas de LCD se introdujeron en las cabinas de pasajeros a principios de los 80, este tipo de avances tardan demasiado tiempo en permear todos los niveles de la industria. Las aerolíneas convencionales son las más lentas en adoptar propuestas distintas, pero en la escena privada de la aeronáutica hay opciones un poco más "amigables".Para quienes fantasean con encuentros más vaporosos a bordo, no recomendamos siquiera intentarlo en un vuelo convencional. No sólo porque los asientos ni un espacio público sean apropiados para ello, sino porque no todos tienen el coraje ni son lo suficientemente escurridizos. Aquellos que quieran disfrutarse en las alturas, tienen la opción de contratar aerolíneas como Flamingo Air, basada en Cincinnati y que por sólo 425 dólares te da una hora en el aire, con una botella de champaña de cortesía y un piloto muy discreto.Aún cuando el entretenimiento a bordo parezca mantenerse estable, lo convencional no ha sido impedimento para que nuevas ideas surjan sobre lo que las latas voladoras pueden ofrecernos. En abril de 2005 y después de años de desarrollo, el Airbus A380 fue estrenado con sendo bombo y platillo, con muchas aerolíneas haciendo grandes promesas sobre lo que podríamos esperar en el avión comercial más grande del mundo. El multimillonario Richard Branson incluso dijo que equiparía a esta enorme flota con casinos y gimnasios a bordo, y aunque esto jamás sucedió, el tamaño gigante de un avión como éste no descarta la posibilidad de contar con amenidades como masajes en camas especiales, servicios cosméticos y guarderías, entre otros.Las promesas incumplidas en el marco del estreno del A380 son muchas, pero la mejora más importante que este avión nos ha otorgado son las espaciosas y en extremo costosas suites o los asientos semi-privados que se convierten en camas, pero sólo están disponibles para quienes pueden pagar para mantenerse frescos durante un vuelo que dure más de cinco horas.Pero el problema a solucionar no es sólo el cómo hacernos descansar mientras volamos, sino también ayudarnos a sentirnos cómodos y a reducir las tensiones mentales y físicas que nos causa el viajar por el aire durante tiempos prolongados. En un estudio reciente, los investigadores Matthias Rauterberg, Ben Salem y Hao Uu, describieron un plan para mejorar el entretenimiento a bordo y en resumen, éste debe ser consciente del contexto y del perfil del usuario para proveerle de contenido relevante y de manera eficaz.
Quizá sea un tanto abstracto, pero lo que esto representa es que el entretenimiento de calidad que experimentemos en nuestros vuelos trabajará de manera muy similar a Netflix, Xbox One, Google, Spotify y la manera en la que estos servicios nos recomiendan en tierra firme.¿Qué hace falta? Conexiones a internet con suficiente velocidad y ancho de banda a bordo y una plataforma unificada con la facilidad de integrar nuestros perfiles de usuario. El primer punto es un programa en desarrollo constante gracias a empresas como Honeywell y Gogo. El segundo es más complicado ya que significa echar por la borda la inversión de cada aerolínea ha hecho para desarrollar su propio sistema, pues el que sea el mismo modelo de avión no significa que el sistema de entretenimiento tenga las mismas características. Pero ahora que nuestros teléfonos y tabletas pueden interactuar con esa pantalla personal frente a nuestro asiento, tal vez la adopción de una plataforma que funcione basada en nuestros gustos no esté tan lejos. Mientras tanto, nada es mejor que llevar nuestro propio entretenimiento. De lo único que hay que preocuparse es de que nuestras baterías duren todo el trayecto.
fuente : http://nomadistas.com/
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